Lamento
Per Primo Levi
Los textos de Primo Levi, sus escritos, siempre se ha dicho que tienen una fuerza y contundencia especiales, por haber sabido hablar de esos terribles hechos desde una perspectiva casi periodística, con una cierta aparente distancia, una aparente fría objetividad de científico, como él era, no olvidemos que era químico de profesión, eso justamente consigue todavía más el efecto de crear un potente impacto en el lector, o lectora. Los hechos hablan por sí mismos. .. Y el ritmo, los silencios, tan medidos y precisos, crean al leerlo, un impacto emocional mucho más intenso que si se adornara con adjetivos y análisis personales desde un perfil más subjetivo, intentando explicar lo inexplicable. Allí es donde la música para mi tiene su lugar.
Pues es el vehículo que nos hace entrar emocionalmente en esos lugares innombrables, donde el horror y la vergüenza y el pudor impiden ser más explícitos, y a través de ella podemos reflejar todo ese dolor, esa perplejidad frente a la barbarie que se desató de forma tan abominable, en un país donde la cultura debería haber salvado cualquier atisbo de absurdo fanatismo y crueldad, como es lo que sucedió. La música nos permite, pues, entrar en el terreno donde las palabras ya no pueden llegar; nos permite llorar, gritar, sufrir, abrirnos en canal, estupefactos y horrorizados, pero también, hasta el último instante, tener un aliento de esperanza en el ser humano.
Qué es lo que Primo Levi nos brinda. Esa última esperanza a través de la constatación, que, hasta allí, en los campos del horror más extremo, puede surgir la amistad, la confianza en el otro. La generosidad. La bondad más pura. Y salvarnos.
Eso también he querido transmitir a través de esta música. La maldad, la locura, el horror existen, pero el ser humano puede trascenderlos con un simple acto de amor y consuelo hacia tu compañero de litera en esos lugares tan sombríos...y elevarse por encima de toda esa barbarie, con un simple gesto que nos devuelva la esperanza en el ser humano. En la Luz. Y en la vida misma.
Primo Levi, que tuve la suerte y el honor de conocer, no lo debemos ni podemos olvidar, y con él su imprescindible legado, . Gracias, estimado Primo Levi. Grazie per tanto.
“Don’t Forget About that está dedicada al escritor turinés Primo Levi, superviviente del holocausto nazi. El recuerdo-rechazo a esa época negra de la historia está presente desde los acordes iniciales, enrabietados, rotundos, que van disolviendo los nudos trágicos del destino en una carrera contra el tiempo, contra esa sombra que el ser humano nunca debe olvidar entre los materiales necesarios para ser uno mismo. Desde la negritud del interior de ese túnel trágico se vislumbra un haz de luz gracias a intensas estructuras rítmicas, líneas atonales, micro melodías, bajos profundos y trinos llenos de esperanza.
En resumen, una música intimista, libre, reflexiva: un homenaje a la vida."
Alessandro Pierozzi
Revista Melómano
"La distinguida compositora y pianista española Sira Hernández es conocida especialmente por su participación en proyectos artísticos multidisciplinarios en los principales festivales internacionales y eventos culturales.. . Las técnicas minimalistas y la importancia de la tonalidad y el timbre en la comunicación de la oscuridad y la luz se escuchan en Iniciación a la sombra y los ostinatos de máquina .... en la "Fantasía para piano". La presencia de Dios en medio de los espacios desoladores de la locura se expresan en "Terra Santa", y la intensidad de "Don't Forget About That" nos invita a resistir el olvido."
Blanca Gutiérrez
Revista Ritmo
“… Don’t forget about that está inspirada en la figura de Primo Levi en el centenario de su nacimiento y su encarcelamiento en Auschwitz.
Se ha dicho que la música de Hernández no es descriptiva y aquí, donde la tentación podría ser fuerte, el compositor claramente ha evitado caer en un descriptivismo banal. Sin embargo, su música, si no es descriptiva, puede definirse como vagamente evocadora. La composición comienza con una melodía sutil y frágil que pronto es interrumpida por una masa de acordes repetidos hasta el límite de la violencia, que suena casi como una advertencia para "no olvidar" y que también puede evocar la trágica dureza de Auschwitz. El oyente puede experimentar la melodía que regresa muchas veces en el curso de la composición como un tejido débil de recuerdos, que emerge gradualmente en un espacio vacío y opaco. Toda la composición es altamente compleja y se puede leer de diferentes maneras. La estructura simple en la que se basa, con una alternancia de acordes angustiados y obsesivos que se repiten como bloques sólidos y la melodía delgada y dulce que se insinúa en este fondo sombrío, sugiere que incluso en las imágenes más dolorosas hay y puede haber serenidad y esperanza, a pesar de todo.”
Enrico Fubini
para el Centro Studi Internazionali
Primo Levi de Turín
